28 de diciembre de 2011
Si el mundo solo se alimentara de las sombras de cada individuo y mostrara
lo que proyecta cada una, jamás podríamos mirar a través de la realidad, una
realidad que por ratos parece absurda, que nos muestra lo "bello", lo
disfrazado, lo "normal", que permite que el peor de los bandidos
salga con una arma en su bolsillo pero en la otra entregue a millones de niños
un "sustento", o el esposo que tras años de casado resulta ser toda
una faramalla su matrimonio, hijos empaquetados, prefabricados e inmersos en la
misma mentira, curas que sostienen en lo alto su cruz y en lo más bajo su
pederastia.
Entonces ¿para que queremos la verdad? ¿Es tan necesaria nuestra realidad?
¿Es que de verdad domingos con cerveza y tv no son suficientes? ¿300 canales en
la tele y tanto día feriado?
Para que queremos la realidad si al final todos ríen del honesto, del hombre
que espera sentado su turno en la fila mientras los otros con tal de colarse y
ahorrarse un poco de tiempo se salta la fila.
La verdad no es otra cosa que un cabo suelto de la mentira (Sabina), la
honestidad no es para cualquiera, todos mentimos esta en nosotros, solo hay que
saber cuando mentir...
Muy interesante y concuerdo con tu punto de vista Mario, nunca terminamos de conocer a alguien realmente, buena entrada la de hoy. Saludos
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