20 de octubre de 2011
No recuerdo si aún había luz del día cuando lo decidí, entrar aquella
habitación era como aceptar un contrato implícito entre los dos, ¿recordadme
por que llegue aquí? ¿Cómo llegue hasta este lugar?, los ojos que veían mi ser,
no eran aún tan familiares pero no era difícil acostumbrarse a ellos ya que de
su mirada se desprendían destellos de ternura que enseguida me envolvieron.
Poco decidido tome asiento y contemple su belleza, ella como si nada seguía en
su mundo, (¡carajo!, ¿por qué no puedo dejar de mirarla?), me extendió su brazo
y su muñeca toco mi rodilla, -Ven, aquí no pasa nada- me dijo, seguía sin creer
que hacia sentado ahí pero tome su mano y se recostó sobre el mío...
Tal vez si mi corazón no me hubiera delatado, ella no habría soltado mi mano
y corrido tan rápido.
De todo me queda el recuerdo de la puerta cuando iba bajando....
Soy tu fan!! muy buena entrada Mario, saludos desde la ciudad mapache
ResponderEliminarGracias ciudad mapache y a todos sus mapachosos habitantes por sus grandes comentarios :D
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